Hace
algunos meses, cuando iniciamos con la planeación de este Encuentro Nacional,
el mundo era otro y muy distinto. Teníamos la ilusión de reunirnos en el Caribe
mexicano y generar comunidad con todos los colegas investigadores del país,
reforzando nuestra presencia en el sureste mexicano que considerábamos habíamos
tenido olvidado en últimas fechas.
La expectativa era alta para el análisis y el contexto, muy diverso: un México que iniciaba el año con más de 82.5 millones de mexicanos interconectados a través de internet y en el que se presumía haber rebasado la frontera del 70% de penetración, excluyendo al 30% del país por falta de una agenda digital;
un
país convulso en el que se registraba la muerte de 10.5 mujeres diariamente
víctimas de un feminicidio y en el que en algunos medios se frivolizaba y
criminalizaban las demandas de miles de mujeres que habían tomado las calles
para reclamar justicia y que ninguna más sufriera de violencia por el simple
hecho de ser mujer. HOY SEGUIMOS DICIENDO, NI UNA MENOS.
Las
grandes divisorias políticas se remarcaban en los discursos de odio que
circulaban en las redes sociales. 136 periodistas habían sido asesinados por su
labor informativa. NI UNO MENOS.
Los
medios tradicionales manifestaban una fuerte crisis económica derivada de los
apoyos que dejaron de recibir por la compra de publicidad gubernamental. Un
México en el que se dejó de apoyar a la ciencia y la cultura y que se fragmentó
la relación entre investigadores provenientes de universidades públicas y
privadas.
El
mundo en aquellos días era el mundo fracturado, mediatizado, hiperconectado, el
de las convergencias múltiples, en el que los medios se seguían coronando como
el corazón de la industria de las experiencias pese a los graves problemas
sociales de nuestro país y el planeta.
Y
de pronto, el mundo cambió radicalmente. La televisión anunció que varios
países ingresaban a la fase 2 del Covid-19. La idea de pandemia ingresó
mediáticamente a nuestros hogares y pasamos de los famosos 15 días de
contingencia a los más de siete meses de encierro.
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