En la red, muchos esperaban encontrar una tecnología de la esperanza, pero paradójicamente se llenó de noticias y hechos falsos, infodemia, infoanemia e infoxicación se convirtieron términos comunes.
Bolsas de valores y mercados se desajustaron levantando muros para potenciar economías locales, mientras la economía digital intentaba mover otros motores para acelerar los mercados internacionales.
La emergencia sanitaria rompió la burbuja de la esfera pública llevando el streaming de nuestras vidas al encuadre de las webcams que muestran la intimidad del mundo doméstico donde hoy realizamos nuestra vida.
Los horarios se dislocaron, la vida pasó de lo offline al continuum del post-line.
Nos hicimos esclavos de la omnipresencia, se acabaron los tiempos muertos y de descanso. Las grandes desigualdades dejaron entrever la falta de competencias digitales críticas en los usuarios multipantalla; las posibilidades de hiperconexión se evidenciaron como limitadas; las personas hoy, se encuentran rebasadas por el exceso de conexión.
Pasamos de lo digital como un proceso de producción, almacenamiento, distribución, comercialización y consumo a incorporarlo en todas las estructuras de la vida.
Hoy la economía, la cultura, la sociedad, la religión, el trabajo, la educación… todo fluye a través de dispositivos tecnológicos de mediación.
Por ello, hoy, más que nunca el tema central de nuestro Encuentro Nacional AMIC se hace necesario: Investigar la comunicación y sus transformaciones en la era posdigital.
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